Otra victoria contundente de Puigdemont

No le falta razón al expresidente catalán cuando asegura que la cesión de la inmigración es un avance hacia la «nación catalana». Puigdemont no engaña e incluso, espero que se me entienda, no se le puede criticar por imponer a Sánchez condiciones...
No le falta razón al expresidente catalán cuando asegura que la cesión de la inmigración es un avance hacia la «nación catalana». Puigdemont no engaña e incluso, espero que se me entienda, no se le puede criticar por imponer a Sánchez condiciones humillantes para que siga en el poder. Las críticas las tenemos que centrar en quien desprecia la Constitución que prometió cumplir y hacer cumplir. Lo cómodo es arremeter contra el líder de Junts, pero no hace otra cosa que aprovecharse de la incoherencia y la ausencia de principios de su interlocutor. Nunca ha escondido que es independentista y que tiene una hoja de ruta para conseguir sus objetivos. El problema es que Sánchez está desprovisto de cualquier atisbo de patriotismo o lealtad constitucional. A esto hay que añadir que tiene un partido y un grupo parlamentario que se han sometido a su voluntad. La cesión de la inmigración es una mala noticia, porque no responde, una vez más, a un proyecto para España, sino a una concesión para comprar tiempo en la presidencia del Gobierno.