La minoría nacional catalana
He de reconocer que muchas veces pienso que el esperpento llega a su fin, pero los independentistas y los sanchistas nos sorprenden con sus propuestas estrafalarias. Desde el siglo XIX, los catalanes hemos querido influir en Madrid y ser decisivos en...
He de reconocer que muchas veces pienso que el esperpento llega a su fin, pero los independentistas y los sanchistas nos sorprenden con sus propuestas estrafalarias. Desde el siglo XIX, los catalanes hemos querido influir en Madrid y ser decisivos en España, pero llegaron los nacionalistas provincianos y se estropeó todo. No hay más que ver y escuchar a Puigdemont y Aragonès, entre otros, para entender la patética realidad que ofrecemos al resto de España. Les gusta ser pequeños, porque lo son intelectual y académicamente. A duras penas serían capaces de gestionar una panadería en la Cataluña interior o un pequeño hotel en la costa. Ahora quieren que nos reconozcan como una nación o no se sabe muy bien qué. En este sentido, Puigdemont afirmaba que «Cataluña es una nación, una vieja nación europea».