La indigna comisión de los siete votos

No hay duda de que siete votos dan mucho de sí con un presidente del Gobierno que no tiene ningún principio, ni bueno ni malo. Es un camaleón que se adapta a las circunstancias políticas para utilizarlas en su beneficio y sobrevivir. El emperador...
No hay duda de que siete votos dan mucho de sí con un presidente del Gobierno que no tiene ningún principio, ni bueno ni malo. Es un camaleón que se adapta a las circunstancias políticas para utilizarlas en su beneficio y sobrevivir. El emperador Augusto fue definido, también, como un camaleón, aunque algunos de sus contemporáneos preferían el término de un estoico para explicar su obra y trayectoria. Al margen de su mitificación, por algo consiguió que triunfara su partido, siempre me he decantado por la idea de que era un camaleón.