¿España se puede romper?
Los dirigentes socialistas y sus aliados mediáticos utilizan mucho esta frase para descalificar a los detractores del sanchismo. El argumento es que se ha dicho en otras ocasiones y no se ha producido. La realidad es que España no se rompe, pero es...
Los dirigentes socialistas y sus aliados mediáticos utilizan mucho esta frase para descalificar a los detractores del sanchismo. El argumento es que se ha dicho en otras ocasiones y no se ha producido. La realidad es que España no se rompe, pero es cada vez más débil en las comunidades controladas por las formaciones nacionalistas. Hemos asistido a un proceso de abatimiento institucional por el que la Administración General del Estado ha ido abandonando el territorio para complacer los deseos disgregadores de los nacionalismos vasco y catalán. El problema de España no es el modelo territorial, como defienden algunos, sino la existencia de unas formaciones desleales, como ERC, Junts, PNV y Bildu, que chantajean al Estado imponiendo a Sánchez sus condiciones para desarbolarlo. Por eso, ahora es constitucional la amnistía cuando hace unas semanas no lo era. Montesquieu escribió que «la experiencia eterna demuestra que todo hombre que tiene poder se ve tentado a abusar de él». La teoría de la separación de poderes, que hunde sus raíces en planteamientos sobre su limitación que se remonta a la Antigüedad, encuentra en el sistema constitucional el mejor instrumento para conseguirlo.