Inadmisible que en un país con hambre se desperdicie la comida
De las experiencias que recuerdo con más alegría en el seminario, es la de comer arroz “de todito”, el cual se servía los viernes por la tarde, y del que estoy seguro que traía todo lo que había sobrado de la semana; lo disfrutaba mucho, por eso hoy...
De las experiencias que recuerdo con más alegría en el seminario, es la de comer arroz “de todito”, el cual se servía los viernes por la tarde, y del que estoy seguro que traía todo lo que había sobrado de la semana; lo disfrutaba mucho, por eso hoy cuando leo el estudio realizado por la WWF que dice que en Colombia se desperdicia más alimento del que se cree, y encuentro datos que afirman que son casi 10 millones de toneladas al año, una cifra con la que según se podría alimentar 8 veces a toda la Guajira, quedo sorprendido. Creo que en un país como el nuestro, en el que muchas personas a diario pasan hambre, es necesario repensar la manera en la que consumimos y en cómo podemos hacer para reducir estas cifras, entendiendo que es muy importante el aporte individual que cada uno puede hacer desde su cotidianidad. Para ello, se recomiendan prácticas como planear bien el listado de las cosas que se necesitan para cocinar, haciendo inventarios de las cosas que se tienen y comprando una proporción medida de las que se necesitan; es importante revisar fechas de vencimiento y el estado de los productos; también no dejarse llevar por promociones que hacen comprar cosas que no se necesitan y que con el tiempo pueden terminar perdiéndose. Estoy convencido de que botar la comida es un acto de injusticia grave, porque es desconocer que hay muchos que necesitan, y sé que puede sonar a cliché, pero es que hacernos los ciegos frente a situaciones que, por cotidianas pueden pasar por inadvertidas, es olvidarnos que ellas se suman y terminan generando un problema tan grande como lo son las 10 millones de toneladas perdidas. No dudemos en compartir con los que no tienen, y en aportarle así también al cuidado del medio ambiente. Creo que con prácticas sanas que nos permitan reducir las cifras, lograremos un cambio que a la larga nos termina beneficiando a todos: a quienes menos tienen y se les puede compartir, a los bolsillos de los consumidores que no malgastarán el dinero y al medio ambiente que tanto necesita de nuestro cuidado.See omnystudio.com/listener for privacy information.